Aquí abajo
"A la izquierda, al fondo del pasillo, bajas por las escaleras hasta abajo y es el número 64". Así que seguí las instrucciones al pie de la letra. Giré a la izquierda y caminé por el pasillo vacío del edificio. Descendí uno por uno los escalones y continué caminando entre puertas. En cuanto vi mi número, me senté en un banco metálico que había en la pared de enfrente. Saqué el móvil de mi bolsillo y comprobé que no había cobertura. Mal lugar para esperar. Guardé el aparato en el bolsillo delantero del pantalón. No me había dado cuenta, pero la luz era muy tenue. Había un par de luces empotradas en el techo que se estaban muriendo. Tenían ese color amarillo manchado, un amarillo oscuro. No había nadie esperando. Ni siquiera para las otras salas. Reposé mejor mi culo y suspiré. La manilla de la puerta era negra, de plástico. Había sentido el manoseo de múltiples personas y había cedido un poco, apuntaba ligeramente hacia abajo. Seguro que no había presupuesto para cambiarla. M