El problema de llamarse Mikel
Encontróme yo con el siguiente mensaje en mi Facebook:
Empezar por especificar que eran horas de la noche mas que altas horas de la tarde, y pedir mis disculpas a este señor anónimo amigo mío. Como amigo mío, sin duda sabrá, que esto es algo que me suele ocurrir con frecuencia, que me saludan por la calle, pero yo o bien no acierto a discernir quien me saluda (naturaleza despitada) o bien sencillamente "no me entero". Esta actitud última corresponde a causas ajenas a mí, como detallaré a continuación.
El problema de todo es mi propio nombre "Mikel". En otros lugares, puede que sea un nombre exótico o curioso, pero en mi pequeña ciudad es absurdamente frecuente. Pongámonos en situación: yo caminando hacia algún lugar ensimismado (ya partimos de un estado en el que los órganos perceptivos no están plenamente funcionales). En este caso, no me encontraba caminando, sino que estaba con un grupo de amigos. A mi derecha, un hombre que acababa de ofrecer una conferencia sobre la palabra, y un poco a mi izquierda, un "troll", es decir, en lenguaje informático, una persona que encuentra satisfacción en criticar y/o obstruir los puntos débiles de un blog o página web. Éteme ahí, plenamente concentrado en la conversación.
En el supuesto de un día normal que gritan en la calle "Mikeeeelll" a pleno pulmón, mientras me dirijo a algún lugar, puede que gire la cabeza, con la consecuencia de encontrarme con que yo no soy el supuesto "Mikel" del que reclaman presencia, si no un niño que ha salido corriendo por delante de su madre. Como he escrito anteriormente, la profusa frecuencia de mi nombre, hace que esto ocurra con asiduidad. Debido a este hecho, mis oídos, filtran cualquier mención a mi nombre, al considerarlo no importante, ya que el porcentaje de veces que se refiere a mi persona es despreciable. De ahí, que cuando alguien me salude por mi nombre en la calle, yo no salude por que no lo he percibido.
Espero, estimado compañero, que estas explicaciones hayan colmado tu frustración de no haber encontrado respuesta a tu saludo.
Empezar por especificar que eran horas de la noche mas que altas horas de la tarde, y pedir mis disculpas a este señor anónimo amigo mío. Como amigo mío, sin duda sabrá, que esto es algo que me suele ocurrir con frecuencia, que me saludan por la calle, pero yo o bien no acierto a discernir quien me saluda (naturaleza despitada) o bien sencillamente "no me entero". Esta actitud última corresponde a causas ajenas a mí, como detallaré a continuación.
El problema de todo es mi propio nombre "Mikel". En otros lugares, puede que sea un nombre exótico o curioso, pero en mi pequeña ciudad es absurdamente frecuente. Pongámonos en situación: yo caminando hacia algún lugar ensimismado (ya partimos de un estado en el que los órganos perceptivos no están plenamente funcionales). En este caso, no me encontraba caminando, sino que estaba con un grupo de amigos. A mi derecha, un hombre que acababa de ofrecer una conferencia sobre la palabra, y un poco a mi izquierda, un "troll", es decir, en lenguaje informático, una persona que encuentra satisfacción en criticar y/o obstruir los puntos débiles de un blog o página web. Éteme ahí, plenamente concentrado en la conversación.
En el supuesto de un día normal que gritan en la calle "Mikeeeelll" a pleno pulmón, mientras me dirijo a algún lugar, puede que gire la cabeza, con la consecuencia de encontrarme con que yo no soy el supuesto "Mikel" del que reclaman presencia, si no un niño que ha salido corriendo por delante de su madre. Como he escrito anteriormente, la profusa frecuencia de mi nombre, hace que esto ocurra con asiduidad. Debido a este hecho, mis oídos, filtran cualquier mención a mi nombre, al considerarlo no importante, ya que el porcentaje de veces que se refiere a mi persona es despreciable. De ahí, que cuando alguien me salude por mi nombre en la calle, yo no salude por que no lo he percibido.
Espero, estimado compañero, que estas explicaciones hayan colmado tu frustración de no haber encontrado respuesta a tu saludo.
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