Apunta como me llamo

Cuando me dijo su nombre al ir a apuntar su teléfono me dí cuenta que me conocía, que me conocía de verdad. Me lo repitió tres veces. Yo no había hecho ningún gesto fuera de lo normal. Ni había levantado la cabeza y subido los ojos en señal de intentar recordar algo. En un primer momento me quedé sorprendido, por que tenía razón, no me acordaba, a pesar de que ya la conocía desde hace bastante tiempo. Fue como si yo hubiese tenido una revelación sobre mi mismo. A veces no te das cuenta lo predecible que puedes llegar a ser hasta que te lo señalan con el dedo. Es normal pues, que te puedan considerar no interesante, o simple. Que de la primera impresión de sorpresa pase al calamiento, estupor y bostezo. Intentaría acordarme para la próxima vez, y no ser tan previsible. Pero entonces volvería a ser previsible por que siempre me acordaría. Me puedo acordar una vez si y otra no. Mejor aún, tiraré una moneda al aire y si sale cara me acordaré y si sale cruz no me acordaré. Quizás así solo conseguiría ser otra persona, realmente no sería una persona, sería una serie de patrones impredecibles. Una duda constante. Demasiada incertidumbre. Creo que mejor no me lo aprendo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Táctil

Aquí abajo

De Japón