8 horas
Desde septiembre, al inicio del curso laboral, me marqué como objetivo dormir 8 horas todos los días. Estaba a punto de conseguirlo, de verdad. De dormir 6 horas entre semana, pasé a dormir 7. Puede no parezca una diferencia, pero a la hora de levantarse por la mañana, es otra cosa, cuesta una hora menos. Pero esta semana, el trabajo ha aumentado exponencialmente, y he vuelto a las andadas. A las andadas de ese estado semiconsciente en el que entras cuando estás falto de sueño. De cierta manera produces más que sin sueño. O por lo menos el cerebro pierde la noción de lo que estás haciendo. La parte del cerebro que se activa cuando estás durmiendo es la que te maneja. Es el momento del día en el que eres más creativo, esa franja entre la falta de sueño y el quedarse dormido profundamente. Estos días me refugio en que el café me mantenga despierto, aunque creo que lo voy a dejar.
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