Efimeridad, la burbuja de internet
Siempre nos da la sensación de que por que nosotros dejemos de hacer algo, el resto del mundo tampoco lo hace, y no es necesariamente así. Nótese la frase incriminatoria: "¡ah! ¿Pero tu viejales sigues haciendo eso antigualla ?". Tendemos a exagerar las bonanzas en nuestro cambio de costumbres. Obviamente, si dejamos de hacer algo en favor de otra cosa, NECESARIAMENTE el cambio tiene que ser a mejor. Inconscientemente enterramos lo que consideramos antiguo en favor de la nueva tecnología de internet.
Es una mística lo que rodea a internet, hace que nos haga sentir útiles y más listos por poder elegir un vuelo o un viaje desde el sofa de nuestra casa y sin la necesidad de socializar con ningún agente de viajes. En el precio, realmente, no hay diferencia, las ofertas tienden a ser parecidas. Es el sentimiento de que nosotros tenemos el control sobre nuestro destino, no una persona en la agencia de viajes que nos dice lo que hay disponible y lo que no. En el fondo, el poder de elección es el mismo, la página de internet nos enseñará antes unos resultados en vez de otros, como un agente nos intentará recomendar un hotel sobre otro por que le dan un bonus.
La costumbre de reemplazar algo viejo por algo nuevo se ha convertido en una obsesión. Lo antiguo no tiene valor, mas por lo que lo reemplaza es algo efímero. Se hacen las cosas más pensando en la novedad que en la durabilidad. No llegan ni a las tiendas de segunda mano. El arte que se hace últimamente refleja dicha cualidad efímera, solo dura lo que dura la exposición o la música, mientras que los grupos antiguos siguen sonando los actuales pasan en modas sucesivas sin permanecer. Las nuevas empresas tecnológicas, tampoco se hacen para permanecer, si no para venderlas, para que se pueda generar otra empresa que dure otro par de años. Dentro de unos meros lustros, no sobrevivirá nada de esta época, solo la basura.
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