La erótica de los libros


Leía el otro día un artículo en inglés sobre cómo los lectores de libros electrónicos (ereaders) habían acabado con la segunda excusa clásica para ligar (artículo).  Por supuesto, la primera, la de toda la vida, es preguntar: "¿tienes fuego?".  La segunda, la que nos atañe, consiste en decir algo sobre el libro que está leyendo nuestro objetivo: "Me gusta más el otro libro del mismo autor.." o "Me han dicho que es interesante, ¿que tal está?" o incluso "Me encanta ese libro", a improvisar según el libro/ocasión. La ventaja de este método de ligar era que te asegurabas por el libro que estaba leyendo que la persona podría ser más o menos interesante y que al mostrar tu interés en la literatura, la líbido se le encendía con más facilidad (la erótica de los libros).

Desafortunadamente, según el artículo mencionado, todo esto se acaba, ya que con un ereader, no hay manera de saber que libro está leyendo tu repentino amor platónico sin una observación ostentosa sobre el mismo. De un plumazo, nos priva de un dato fundamental sobre nuestro objetivo. No podemos ofrecerle una observación sobre el libro para abrir la conversación. También quizás está leyendo uno de los libros de Harry Potter y nosotros insistir en lo interesante que es lo que está leyendo. O puede que ni esté leyendo, ya que algunos dispositivos llevan pasatiempos y jueguecitos como sudokus y ajedrez, ante lo que nuestra frase "¿que estás leyendo?", o similares, puede caer en saco roto y dejarnos en ridículo.

Por supuesto, siempre tendremos el recurso geek, o tecnológico, el de interesarse sobre el dispositivo en cuestión: "¿de que marca es?" o "¿se lee bien en ese modelo?".  Este supuesto, puede jugar en nuestra contra, ya que en lugar de mostrar nuestro lado "intelectual" por los libros, estamos mostrando nuestro lado que menos incentiva a una relación, el informático/tecnológico.

Así que, pongámonos en situación. Está la chica de nuestros mis sueños leyendo un ereader en una cafetería local. Encima de su mesa reposa un té de canela con leche al que da pequeños sorbos mientras mira detenidamente su dispositivo. Se rasca con la punta de la zapatilla derecha el muslo izquierdo mientras se retuerce encima de la silla buscando una posición cómoda. Se pasa la mano por su pelo negro intenso y me quedo contemplándola unos segundos. Agarro mi capote invisible y voy a por ello: "Hola, ¿que té me recomiendas de aqui?".

Comentarios

  1. Artyom Mikhaylovsky6 de julio de 2011, 15:23

    jajajaj, ya te vale, que nostalgico eres. Me ha gustado la excusa del té. Si es que en realidad es echarle ingenio, no crees?

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  2. ese era un poco el tema Art ^^ es que me llamó la atención el artículo y decidí escribir alg sobre el tema

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  3. Tampoco será para tanto Mikel, si todo se trata de la labia que se le ponga y lo receptiva que este la presa-atacante........

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  4. ja,ja.. interpretas demasiado serio el post, es solo algo que me pareció curioso, un saludo

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