¿Que pasó en la habitación del hotel de Francis Kammerich? (parte 4+ epílogo)

Si no lo has hecho antes lee, parte 1, parte 2 y parte 3.


Parte 4: El aeropuerto


- "¿Que me lo va a buscar donde?", bramó FK desde el Lounge VIP del aeropuerto. "¿Tui que?". Su voz se escuchaba por toda la sala. "No, mira manda a alguien a la habitación..". La azafata miraba atónita a FK mientras éste gesticulaba caminando de un lado a otro. "¿una red del hotel?.. ahh.. social..". FK se mostraba más y más nervioso, menos mal que los charcos de sudor del sobaco de la camisa no se le veían enfundado en su chaqueta azul oscuro.

Después de unas cuantas gesticulaciones, FK devolvió resignado el teléfono inalámbrico a la azafata. Otra inútil conversación con el recepcionista del hotel, no había conseguido localizar su móvil.  Además, todo el incidente con la empleada del hotel había sido surrealista. Por lo menos había conseguido hablar con el director del hotel por teléfono antes de salir. Le aseguró que hablaría con la asistenta y todo se clarificaría. Se clarificaría que en el momento que entró con las toallas fue todo un cúmulo de accidentes. La chica salió corriendo de la habitación y no respondía a razones, ni siquiera sabía si le entendía. De todos modos, necesitaba salir de la ciudad y quitarse toda la negatividad de aquel día, mejor volver ese mismo día que el siguiente. Por fortuna había conseguido plaza en el último de la noche.

FK se desplomó sobre uno de los sillones. Pidió un vodka con zumo de naranja y "el Economista Inglés", para seguir los últimos cotilleos de quienes pensaban saber como funcionaba la economía mundial. Se reía leyendo, sobre todo cuando le nombraban. Decían saber por qué tomaba las decisiones. Él mismo tampoco lo sabía. Cuando empezó como consejero económico en Francia, pensaba que quería cambiar como funcionaban las cosas, pero según iba subiendo, tenía que devolver favores a más y más gente, con lo que la ventana para hacer lo que él realmente quería hacer se hacía más pequeña según subía puestos. Al principio, la gente a la que tenía que hacer favores se convertía en empresas, luego en países, más tarde en cualiciones de países. Presentía que dentro de poco tendría que hacer favores a el mundo entero.

La azafata despertó a FK para la salida de su vuelo, se había quedado dormido con la bebida en la mano, "Acompáñeme, por favor", le dijo. FK se incorporó somnolientemente para que la azafata le condujese hasta su puerta de embarque a golpe de tacón ensordecedor.  A esas horas, el aeropuerto estaba replegándose sobre si mismo, las tiendas cerraban, la gente terminaba de embarcar a sus vuelos... solo faltaban dos o tres vuelos por salir esa noche. Tenía dos cosas que odiaba de los aeropuertos: la gente y el autobús hasta el avión. En la mayoría de los vuelos tenían "fingers", pasarelas cubiertas que conectan la terminal con el avión, pero a él siempre le tocaba tener que tomar el autobús hasta el avión.

En el autobús coincidieron la tripulación y todos los de la clase business, que eran los primeros en embarcar. Unos 10 pasajeros en total. Dos vestían chándal y hablaban entre ellos. Parecían ser atletas de algún tipo. El resto eran cada uno de su padre y de su madre. No reconocía a nadie. Muchas veces coincidía con economistas o hombres de negocios que le reconocían y charlaban un rato. Generalmente no era gente que le preguntaba sobre inversiones, así que no tenía que estar a la defensiva. Otras veces había llegado a conocer a directores generales de empresas y bancos con los que había hablado por teléfono cientos de veces pero nunca les había conocido en persona. A FK le hubiese gustado no conocer personalmente a algunos de ellos, se tomaban demasiado a pecho las decisiones del Banco del Mundo.

Por fín, las puertas del autobús se abrieron y comenzaron a subir al avión por las escaleras. FK subía con la mirada perdida detrás de una de las "asistentes de vuelo". Levantó la mirada y observó fijamente  el innombrable culo de la "asistente": orondo y firme. La falda de uniforme realzaba aún más las redondeces, parecía que se había hecho sobre ella, ya que no veía manera de que se la hubiese podido colocar de otra manera. Subiendo un escalón, la ajustada falda dió de sí y se desgarró , dejando entrever lo que intuía FK como unas bragas blancas.  La asistente no pareció percatarse del hecho.

Al culminar la ascensión, FK, indeciso de cómo comunicarle la falda rota a la azafata le comentó "Le quedan muy bien a su culo esas bragas blancas...". La asistente se dió media vuelta y se ruborizó confusa sin saber muy bien a que venía el comentario. En ese momento se empezaron a escuchar unas sirenas de fondo. FK miró hacia atrás y observó unas luces aproximarse en la oscuridad: coches de policía. Había cuatro coches, se detuvieron 2 delante del autobús, otro delante del avión y un tercero a un lado de la escalera. De éste último, salió un policía con un megáfono.: "¿El señor Francis Kammerich?",  bajaron dos policías de cada coche con linternas iluminado a todas las personas que estaban subiendo al avión "Está usted arrestado por el intento de violación a Rosa Delgado, las manos detrás de la cabeza".


Epílogo:

Al día siguiente, hacia las doce del medio día, en un chalet de lujo a las afueras de Hartford, Connecticut, Ron Haywood, director del Hotel National Royal, se relaja en su tercer día de vacaciones flotando, con sus piernas y brazos extendidos, sobre el agua de su piscina. De repente, Angie, su segunda mujer, sale de la casa en dirección a la piscina:

- "¡Ron, Ron!, ¡Deprisa!"
- "¿Qué quieres?", pregunto Haywood mientras volvía a la verticalidad apoyándose de puntillas en el fondo de la piscina.
- "Acaban de llamar dos policías a la puerta, preguntan por tí."
- "¿Y que quieren?"
- "No lo sé, preguntales."

Ron salió del agua y se secó con una gran toalla blanca que había dejado la sirvienta. Entró en la casa, se secó y se puso una camiseta marcada con las iniciales "UCLA" en grande a lo largo del pecho. Se terminó de vestir con los primeros vaqueros que encontró y abríó la puerta.

- "¿Es usted Ronald Humprey Haywood?", preguntó el policia.
- "Si, así es ¿en qué puedo ayudarle?"
- "Policía federal, veníamos a preguntarle por un huésped de uno de sus hoteles, el señor Francis Kammerich.."
De repente, Ron desencajó el rostro y abrió los ojos ojipláticamente. "Es verdad," balbuceó mientras se llevaba la mano izquierda a la frente, "¡¡¡FK!!!!"

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