¿Qué pasó en la habitación del hotel de Strauss-Kahn?


Estaba tranquilamente el señor Dominique Strauss-Kahn (también conocido como DSK) en Nueva York subiendo en un avión rumbo a Paris cuando la policia le detiene. Una noticia que puede ser común en la sección de sucesos, si no fuera por que DSK es el presidente del FMI (fondo monetario internacional) que decide qué país va bien económicamente y cual no, además era el favorito para ser candidato a la presidencia de Francia. Le acusan de acoso sexual. La demandante, una empleada de un hotel, afirma que entró en la habitación para dejar algunas cosas cuando DSK, medio desnudo recién salido de la ducha, se abalanzó sobre ella. Algunos comentan, que no tiene sentido, que un dirigente de tan gran estatura no puede ser tan tonto como para hacer ese tipo de cosas. Pero la realidad es que DSK salió tan corriendo del hotel que se olvidó el móvil cuando intentaba salir del país, además parece que no ha convencido al juez para que le deje en libertad bajo fianza, cosa que harían si las pruebas no fuesen tan abrumadoras en su contra. Entonces ¿Que pasó en la habitación del hotel de Strauss-Kahn? ¿Por qué cometería tal fiasco que ha arruinado su carrera? No lo sé,  yo lo que sé es lo que le pasó a Francis Kammerich, político de igual renombre que se vió envuelto en una situación parecida.

(nota del autor: Lo que narro a continuación, es completamente ficción inspirado en las informaciones que se han ido publicando en diversos medios sobre lo acontecido a DSK, con objeto, no de desacreditar al señor DSK, si no fantasear sobre lo ocurrido. Hay una presunción de inocencia que hay que respetar ya que el señor Dominique Strauss Kahn todavía no ha sido declarado culpable de los cargos. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. La verdad sobre el caso acabará saliendo, aunque lo primero que flota es la mierda).

¿Qué pasó en la habitación del hotel de Francis Kammerich? (parte 1)

Francis Kammerich (FK), director del Fondo del Mundo (nombre ficticio) y reputado economista,  acababa de llegar a su suite después de una sesión maratoniana en el Banco de las Américas (nombre ficticio). A los pocos días podría volver a su pais europeo y liderar su salvación económica de la crisis. Tenía contactos con las altas esferas económicas y empresariales. Su cargo le permitía influir en la economía mundial mientras jugaba al golf con grandes presidentes de fondos de inversión y bancos. Ese día, se le habían quedado ronchones de sudor en los sobacos de la camisa de lino. En la reunión no se había quitado la chaqueta oscura en ningún momento para mantener la imagen seria y no ceder en las negociaciones. FK se desvistió de la chaqueta, camisa y pantalón, los arrojó encima de la inmensa cama de matrimonio y procedió al cuarto de baño.

En una suite, no hay ducha, hay ducha y jacuzzi. Privilegios que el hotel le hacía a FK por tener el cargo que tenía. Al director del hotel siempre se le llenaba la boca diciendo quien había dormido en la suite, así que muchas veces casi invitaba a los famosos y políticos a que durmiesen allí y luego poder cobrar la estancia a ricachones rusos a precio de una ronda de cafés debajo de la catedral de Notre Dame. FK siempre había sido más de ducha que de jacuzzi, se pasaba muchas horas sentado y le quedaba la espalda dolorida. La ducha estaba recubierta por una mampara de cristal con una puertecilla. Entró con medio cuerpo en la ducha para ir dejando que se calentase el agua. Pero antes debía resolver el problema de como funcionaba la susodicha. La ducha tenía dos ruedas. Giró la primera de ellas y no pasó nada. Probó con la otra y tampoco. Se desesperó y entró todavía con el calzoncillo y calcetines puestos en la ducha. Giró varias veces más las ruedas. Nada. Probó a apretar contra la pared y comenzó a salir un chorro gélido de la dorada alcachofa de la ducha. FK gritó sorprendido y salió de un brinco de la ducha, dándose con el dedo gordo del pie en un saliente en el suelo que hacía que la puerta de cristal se mantuviese cerrada por medio de un iman. FK se retorcía de dolor mientras se miraba al espejo del cuarto de baño apoyado en el lavabo para no caerse al suelo. Lo que le faltaba ese día.

Asomó el brazo por la puerta para intentar llegar hasta la rueda de la temperatura. Después de un buen rato, dispuso de su temperatura hirviente de costumbre, se quitó los calzoncillos y calcetines y se zambulló medio cojeando todavía por el golpe. El vapor de agua se condensó en el receptáculo de la ducha.  Si, FK canta debajo de la ducha. Suele tatarear música clásica, "Las cuatro estaciones" de Vivaldi sobre todo. Ese día no fue una excepción, tenía que descargar el stress acumulado. Incluso hacía gestos como de director de orquesta al emocionarse demasiado.

Cuando se hubo relajado del todo, FK abrió levemente la puerta de la ducha para que su brazo pudiese explorar donde estaba la toalla. Al no encontrar ninguna, asomó la cabeza, pero no veía ninguna toalla en el cuarto de baño. Si saliese ahora sin más con el agua hirviendo sin la protección de una toalla, quedaría congelado y dejaría todo lleno de agua. ¿Cómo era posible una suite sin toallas? Exploró sin salir de la ducha el cuarto de baño pero nada. Se acordó entonces del teléfono del cuarto de baño. Ese que hay en algunos hoteles no se sabe para qué. Estaba ubicado justo en al lado de la ducha.

- "Recepción, ¿en que puedo ayudarle?"
- "Oiga mire, soy Francis Kammerich de la suite presidencial.."
- "Ajá.."
- "No me han dejado toallas en el cuarto de baño.."
- "¿De que habitación dice que me llama?"
- "Ya le he dicho que de la suite presidencial, soy Francis Kammerich, ¿entiende?"
- "Si,si.. y que dice que le ocurre ¿señor Kaamm..rech?"
- "Oiga, no me tome el pelo si quiere seguir trabajando aquí y escúcheme, no hay toallas en la habitación.."
- "Ya pero si que tendría que haber, en todas las habitaciones hay un juego de toallas.."
- "Pues no lo hay, traiganme un juego inmediatamente"
- "En el ordenador figura como que ya hay un juego de toallas.."
- "A ver, me da igual el puto ordenador, usted mande a alguien con un juego de toallas nuevo.."
- "Está bien no se enfade, yo solo estoy haciendo mi trabajo, le mandaré a alguien del servicio de habitaciones en cuanto esté disponible.."
- "No, usted no entiende, mándemelas ya mismo, estoy aqui en la ducha.."
- "Bueno, como si está usted en la cama, sepa que es fin de semana y hay poca gente trabajando aqui.."
- "Páseme con el encargado, haga el favor.."
- "Ahora mismo está fuera fumando.."
- "Mira chaval, yo soy amigo del director de este puto hotel, y .."
- "Como si es el presidente del Fondo del Mundo, mire aqui las reglas son las reglas y tiene que esperar.."
- "Es que SOY el presidente del Fondo del Mundo.."
- "Je,je,je.. hombre que era una manera de hablar.."
- "¡Traiganme inmediatamente esas toallas!"
- "Está bien, ahora se las llevamos, ¿que habitación me ha dicho?"
- "Suite presidenciaall..."
- "Muchas gracias por llamar a recepción, que tenga buena estancia."

FK colgó el teléfono. Más que colgarlo, lo estampó contra la pared donde estaba colgado. No podía creerlo, llega al hotel para relajarse y se encuentra con ineptos en recepción. Aunque el chaval que le contestó no duraría mucho en su cargo. Lo que tardasen en llegar las toallas, y que pudiese llamar personalmente al director del hotel desde su móvil.

Se observó los dedos de las manos y estos estaban arrugadísimos por la humedad, parecía que sus manos habían envejecido treinta años. Mientras esperaba bajo la ducha a las toallas, se dio cuenta de que no respiraba bien, tenía como moquillo de un resfriado que llevaba arrastrando. De repente estornudó y expulso por la boca y la nariz algo de moco. "Menos mal" pensó. Se lavó la mano que se puso instintivamente delante de la boca y al mirársela observó un círculo rojo en la mano. Ahora otro. Eran gotas de sangre de su nariz. El estornudo fortuito había provocado que su nariz empezase a sangrar. Primero lentamente, gota a gota, y cuando se intentó limpiar y se restregó la nariz, comenzó a sangrar como si no hubiese mañana. Miró hacia el techo echando la cabeza hacia atrás para contener la hemorragia nasal, cosa que logró en un primer momento. Necesitaba salir de allí, secarse, y tumbarse en la cama hasta que se cerrase la pérdida de sangre. En ese momento, sonó el timbre de la habitación. "Servicio de habitaciones", anunció una voz femenina.

Continúa....Parte 2

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