¿Qué pasó en la habitación del hotel de Francis Kammerich? (Parte 2)
Sigue de la parte 1.
Parte 2- Las vistas de Rosa
Rosa había nacido en EEUU hace 24 años. Sus padres son cubanos, exiliados de Fidel, aun así apenas sabía bien inglés. Toda su vida transcurría en Español, desde el trabajo, donde todos sus compañeros eran hispanos, hasta el carnet de conducir que también lo tomaba en Español. Estaba en el cuarto de servicio, junto con sus compañeras, de guardia, hasta que sonó el teléfono.
Llamaba Ángel, el encargado o "Jefe" como le llamaban. Era el encargado por que era el único que se podía comunicar eficientemente en inglés, aunque para los americanos angloparlantes era un simple traductor. Rosa descolgó el teléfono.
- ¿¡Aló!? Esto es la staff room (en pronunciación inglesa) ¿En que puedo ayudarle?.
- Buenas Rosita, llevále ahorita un jueguito de toallas a la presidencial suite...
- Está bien jefe, pero acuérdese de lo de la paga..
- Si, si, déjalo de mi mano Rosita..
Rosa se despidió de sus compañeras y tomó el ascensor de servicio hasta la última planta del hotel. Le encantaban las vistas. Había un ventanal en el pasillo por el que le encantaba mirar. Se pasaba minutos muertos mirando los edificios y los coches que circulaban por la calle. Al llegar, directamente se dirigió al cuarto de limpieza. Se arregló un poco el pelo redistribuyendo las horquillas y se alisó un poco por encima el uniforme. Cerrando la puerta con las toallas en una mano y las llaves en el otro, se dió cuenta que la puerta de la suite estaba entreabierta.
Suavemente avanzó por el pasillo pegada a la pared e intentando no hacer ruido. Se asomó un poco por la puerta y discernió una figura haciendo algo en la mesa. Retiró la mirada de la puerta y pegó la espalda contra la pared. ¿Quien sería? Era extraño, por que los que se solían alojar en la suite no tenían la costumbre de dejarla abierta. Es más, en muchas ocasiones había un guardaespaldas a cada lado de la puerta. Respiró profundamente. Esto le recordaba una vez que un cliente dejaba siempre la puerta abierta por que estar encerrado le producía claustrofobia. Según le había contado alguna compañera, el hombre era piloto de avión. Realizaba vuelos transoceánicos. Como se pasaba tanto tiempo encerrado en el Boing 474, se volvía loco si estaba más tiempo cerrado en algún sitio.
Abandonó la pared y abrió lentamente del todo la puerta. El desconocido era Eddie, uno de los que se encargaba de subir las cosas del restaurante. Eddie acababa de empezar a trabajar allí hace un par de semanas recién salido del colegio. Le conoció hace un par de días que coincidieron recogiendo una habitación. El huésped había pedido tres botellas de champán frances, y un pollo con puré de patatas. Se acordaba de aquel, por que tres botellas y un pollo es mucha comida y bebida para una sola persona. Si, una sola, la cama de matrimonio solo estaba desecha en un lado. En el baño, solo había usado una toalla, y un sobrecito de champú. Y luego lo confirmó, en el plato del pollo solo había un tenedor y un cuchillo, así que solo comió una persona.
-"Eddie, ¿que demonios estás haciendo aqui?" Susurro Rosa
- sshhh.. cállate, pues
- "¿Que pasó?
- Mira no se lo digas a nadie, pero me olvidé recoger los platos del desayuno, menos mal el cliente no se dió ni cuenta..
- ¿Y ahora..?
- Noo.. es que ahora recordé
- ¿No está el cliente en la room (habitación)?
- Shh.. está en la ducha.
Rosa afinó el oído y pudo escuchar a alguien intentar cantar una melodía en la ducha. La habitación se dividía en tres. La primera parte era para entrada, con un sofá y una mesa con los periódicos del día y otra con un ordenador para trabajar. En la parte intermedia estaba la gran cama de matrimonio con los armarios y unos ventanales y una terracita para disfrutar de las vistas. Más allí en la tercera partición se desplegaba el inmenso cuarto del baño.
- ¿qué? Estás locooo..
- Shh.. no grites que me van a descubrir
- Está bien, vete saliendo con todo mientras yo llamo y dejo las toallas, pero de esta me debes una...
Eddie se apresuró a trasladar los platos y vasos al carrito y lo fue empujando hacia la puerta. Mientras, Rosa llamó al timbre de la habitación, era el protocolo antes de entrar en una suite.
"Housekeeping! (Servicio de habitaciones)" gritó Rosa mientras apretaba el timbre. Esquivó a Eddie que salía y se dirigió hacia la cama para depositar las toallas. En ese momento escuchó como callaba la ducha al tiempo que un alarido de un hombre provenía del baño. Rosa se quedó petrificada. La puerta del baño se abrió de repente y salió un hombre cojeando sobre un pie haciendo gestos con las manos. Tenía la boca y nariz llenas de sangre y balbuceaba alaridos.. Rosa no supo reaccionar. El hombre se dirigió hacia ella al ver que no se movía y se abalanzó, cayendo juntos encima de la cama. El hombre quedó encima de ella e intentó decir algo, pero solo consiguió escupir restos de sangre en la cara de Rosa que gritó tan fuerte como pudo.
(sigue.. parte 3 - El interrogatorio a Eddie)
Parte 2- Las vistas de Rosa
Rosa había nacido en EEUU hace 24 años. Sus padres son cubanos, exiliados de Fidel, aun así apenas sabía bien inglés. Toda su vida transcurría en Español, desde el trabajo, donde todos sus compañeros eran hispanos, hasta el carnet de conducir que también lo tomaba en Español. Estaba en el cuarto de servicio, junto con sus compañeras, de guardia, hasta que sonó el teléfono.
Llamaba Ángel, el encargado o "Jefe" como le llamaban. Era el encargado por que era el único que se podía comunicar eficientemente en inglés, aunque para los americanos angloparlantes era un simple traductor. Rosa descolgó el teléfono.
- ¿¡Aló!? Esto es la staff room (en pronunciación inglesa) ¿En que puedo ayudarle?.
- Buenas Rosita, llevále ahorita un jueguito de toallas a la presidencial suite...
- Está bien jefe, pero acuérdese de lo de la paga..
- Si, si, déjalo de mi mano Rosita..
Rosa se despidió de sus compañeras y tomó el ascensor de servicio hasta la última planta del hotel. Le encantaban las vistas. Había un ventanal en el pasillo por el que le encantaba mirar. Se pasaba minutos muertos mirando los edificios y los coches que circulaban por la calle. Al llegar, directamente se dirigió al cuarto de limpieza. Se arregló un poco el pelo redistribuyendo las horquillas y se alisó un poco por encima el uniforme. Cerrando la puerta con las toallas en una mano y las llaves en el otro, se dió cuenta que la puerta de la suite estaba entreabierta.
Suavemente avanzó por el pasillo pegada a la pared e intentando no hacer ruido. Se asomó un poco por la puerta y discernió una figura haciendo algo en la mesa. Retiró la mirada de la puerta y pegó la espalda contra la pared. ¿Quien sería? Era extraño, por que los que se solían alojar en la suite no tenían la costumbre de dejarla abierta. Es más, en muchas ocasiones había un guardaespaldas a cada lado de la puerta. Respiró profundamente. Esto le recordaba una vez que un cliente dejaba siempre la puerta abierta por que estar encerrado le producía claustrofobia. Según le había contado alguna compañera, el hombre era piloto de avión. Realizaba vuelos transoceánicos. Como se pasaba tanto tiempo encerrado en el Boing 474, se volvía loco si estaba más tiempo cerrado en algún sitio.
Abandonó la pared y abrió lentamente del todo la puerta. El desconocido era Eddie, uno de los que se encargaba de subir las cosas del restaurante. Eddie acababa de empezar a trabajar allí hace un par de semanas recién salido del colegio. Le conoció hace un par de días que coincidieron recogiendo una habitación. El huésped había pedido tres botellas de champán frances, y un pollo con puré de patatas. Se acordaba de aquel, por que tres botellas y un pollo es mucha comida y bebida para una sola persona. Si, una sola, la cama de matrimonio solo estaba desecha en un lado. En el baño, solo había usado una toalla, y un sobrecito de champú. Y luego lo confirmó, en el plato del pollo solo había un tenedor y un cuchillo, así que solo comió una persona.
-"Eddie, ¿que demonios estás haciendo aqui?" Susurro Rosa
- sshhh.. cállate, pues
- "¿Que pasó?
- Mira no se lo digas a nadie, pero me olvidé recoger los platos del desayuno, menos mal el cliente no se dió ni cuenta..
- ¿Y ahora..?
- Noo.. es que ahora recordé
- ¿No está el cliente en la room (habitación)?
- Shh.. está en la ducha.
Rosa afinó el oído y pudo escuchar a alguien intentar cantar una melodía en la ducha. La habitación se dividía en tres. La primera parte era para entrada, con un sofá y una mesa con los periódicos del día y otra con un ordenador para trabajar. En la parte intermedia estaba la gran cama de matrimonio con los armarios y unos ventanales y una terracita para disfrutar de las vistas. Más allí en la tercera partición se desplegaba el inmenso cuarto del baño.
- ¿qué? Estás locooo..
- Shh.. no grites que me van a descubrir
- Está bien, vete saliendo con todo mientras yo llamo y dejo las toallas, pero de esta me debes una...
Eddie se apresuró a trasladar los platos y vasos al carrito y lo fue empujando hacia la puerta. Mientras, Rosa llamó al timbre de la habitación, era el protocolo antes de entrar en una suite.
"Housekeeping! (Servicio de habitaciones)" gritó Rosa mientras apretaba el timbre. Esquivó a Eddie que salía y se dirigió hacia la cama para depositar las toallas. En ese momento escuchó como callaba la ducha al tiempo que un alarido de un hombre provenía del baño. Rosa se quedó petrificada. La puerta del baño se abrió de repente y salió un hombre cojeando sobre un pie haciendo gestos con las manos. Tenía la boca y nariz llenas de sangre y balbuceaba alaridos.. Rosa no supo reaccionar. El hombre se dirigió hacia ella al ver que no se movía y se abalanzó, cayendo juntos encima de la cama. El hombre quedó encima de ella e intentó decir algo, pero solo consiguió escupir restos de sangre en la cara de Rosa que gritó tan fuerte como pudo.
(sigue.. parte 3 - El interrogatorio a Eddie)
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