Pactando con el diablo


A un lado tienes a un ángel, al otro a un demonio. Solo que no sabes cual es cual. Encima eres tan imbécil que quieres que firmen la paz. Eres idealista y quieres que todo el mundo se lleve bien y sea feliz. Pero es imposible, eso solo sucede en tus sueños. En los utópicos futuros que te rondan de neurona en neurona. Te aferras a esa idea como a un clavo ardiendo. Ahora entiendes la expresión. Cuando te agarras a un clavo ardiendo no se escapa, pero te quema. Te queda la quemadura en las manos para siempre. Hasta que llegue al hueso.

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