La Palma

foto: recetin.com

Era de esos sitios con los que la cita era ineludible. Había que ir quisieras o no. Cuando salías el fin de semana de bares, tenías que acabar en La Palma y tomarte un chocolate con churros. Una de esas cosas que no se cuestionan. Se hace así y punto. El chocolate no era especialmente bueno y a veces los churros estaban poco hechos. Lo que significaba que estaban gomosos y pastosos. Pero daba igual, tu estómago era capaz de digerir eso y más. Eran las seis de la mañana y esperabas hasta que abriese.

Llegó un punto en que ya no compensaba abrir a las seis de la mañana. O sin más, un día ya no estaba abierto. Al poco tiempo se transformó un sitio de vending. Es decir, unas maquinas que introduces monedas, seleccionas el número que quieres y te dan tu batido de chocolate. Para más inri, sigue llamándose La Palma y sigue el cartel que había en un lateral. En el fondo es la versión moderna del La Palma de toda la vida: reducción de costes (camareros) y mismos productos (a excepción de los churros), pero ya no tiene gracia ir a tomar nada.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Táctil

Aquí abajo

De Japón