Cuadernos de Viaje // El día que casi me caso parte 1
Si, todavía me quedan un montón de cosas. Para los que lo han estado siguiendo, hagamos un viaje espacio/tiempo. Esta anécdota merece la pena. Unos días después en Malasia.
Ese día era el de las escaleras de la cuevas Batu, lugar sagrado hindú. Un taxista me propone 10 euros para ir a las cuevas desde Kuala Lumpur. Menos mal que descubro que hay un tren que había empezado a funcionar un par de días antes por poco más de 1 euro ida y vuelta. Las cuevas están metidas en una roca que se levanta en una gran planicie. Si ya de por sí las escaleras son empinadas y numerosas se les añade otra dificultad.
Los monos. La escalera estaba plagada de monos, que si bien no te atacaban, la comida que puedas llevar es su objetivo número 1. Hasta han aprendido a rebuscar en el contenedor de basura a por comida.
Llego hasta la cueva en cuestión y no hace falta estar demasiado tiempo.
Ese día era el de las escaleras de la cuevas Batu, lugar sagrado hindú. Un taxista me propone 10 euros para ir a las cuevas desde Kuala Lumpur. Menos mal que descubro que hay un tren que había empezado a funcionar un par de días antes por poco más de 1 euro ida y vuelta. Las cuevas están metidas en una roca que se levanta en una gran planicie. Si ya de por sí las escaleras son empinadas y numerosas se les añade otra dificultad.
Los monos. La escalera estaba plagada de monos, que si bien no te atacaban, la comida que puedas llevar es su objetivo número 1. Hasta han aprendido a rebuscar en el contenedor de basura a por comida.
Llego hasta la cueva en cuestión y no hace falta estar demasiado tiempo.
Así que unos monos después vuelvo para Kuala Lumpur en el metro. Me siento al lado de un hombre que me metería en un lío increíble, pero que iba a saber yo.
No se como fue que empezamos a hablar en inglés. Me cuenta que es de Pakistan, y que es hombre negocios. Me fijo bien, y no destaca por su traje realmente. Lleva vaqueros y unos zapatos polvorientos. Le pregunto más y me dice que compra cosas en Kuala Lumpur y luego las lleva a Pakistan. Le comento que en Vitoria hay muchos Pakistanis y hasta conozco alguno, pero no le se decir exactamente de donde son. Le digo que soy del norte de España y me comenta que él conoce Granada y que siempre ha querido ir.
Cuando le digo que soy diseñador, me dice que soy un enviado de Dios, que según él, Dios se expresa a través de mi. Le digo que no, que es un trabajo como otro, pero no me hace caso. Seguimos hablando y me pregunta a ver si estoy casado, si me esperan en casa, le digo que no. El hombre se queda un poco confundido, pensando que a mi edad ya tendría que tener un compromiso. Le pregunto lo mismo y saca de su cartera una foto de su mujer y su hija. La hija de unos 14-15 años, al igual que la mujer, con el pañuelo que casi no se le ve la cara. Le digo que parece buena chica su hija, por cumplimentarle de alguna manera.
Se queda mirándome unos segundos y me explica que su hija es un poco "rebelde" y que no encuentra alguien de su pueblo que se quiera casar con ella, que no le gusta ir con el pañuelo y no obedece y que quiere viajar y esas cosas y que para él eso es una desgracia pública.
A renglón seguido me propone que sea yo quien me case con ella, que así, podría darle una vida digna a su hija. Me quedo ojiplático y le digo que yo no soy musulmán. Me comenta que no importa, que sólo tengo que ir al pueblo y hacer la ceremonia allí. Dice que soy un buen candidato, que dios se expresa a través de mi y eso en su pueblo está muy bien visto, entonces él estaría bien considerado ya que ha conseguido un buen marido para su hija.
Le comento que no, que en Vitoria ella se sentiría muy extraña.. pero me argumenta que si hay pakistanis aqui que hay mezquitas y que seguro que puede seguir yendo y comiendo halal, que no hay problema. Él ya parece muy ilusionado con el prospecto de verme casado con su hija.
El metro se para y el pakistaní se da cuenta que la siguiente parada es la suya. Me propone que viaje con él a pakistan en unos días que él vuelve.
Continuará..
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