Cuadernos de Viaje // Tiro con Arco. Parte 3 (y final): mojándome
En anteriores episodios..
Parte 1: Llegando a Suwon
Parte 2: Rescatando a los niños
Vamos camino al palacio de retiro del emperador Sejon. Y seguía lloviendo. Con el lío de los niños (ver Parte 2) llegamos tarde y ya habían empezado. Un espectáculo de artes marciales transcurría bajo la lluvia (podeis ver los charcos) ante la atónita mirada de los turistas.


Parte 1: Llegando a Suwon
Parte 2: Rescatando a los niños
Vamos camino al palacio de retiro del emperador Sejon. Y seguía lloviendo. Con el lío de los niños (ver Parte 2) llegamos tarde y ya habían empezado. Un espectáculo de artes marciales transcurría bajo la lluvia (podeis ver los charcos) ante la atónita mirada de los turistas.
Sejon es el emperador que unificó Corea, creó el alfabeto Coreano (bueno el no, unos a los que les encargó), y otros inventos y avances. Ya estuve en su museo un día que se puso a llover de repente y me metí a un subterráneo, que resultó ser su museo. Y no pude hacer otra cosa que visitarlo mientras paraba de llover.
Curiosamente, los titulares en el museo estaban en coreano, inglés, chino, japonés y ¿español? A lo que íbamos. Después, dejó de llover y nos llevaron a ver los escenarios de "Amar en tiempos revueltos" coreano.
Es de esos sitios que siempre te preguntas por qué los tienes que visitar. Aunque la extensión de los escenarios, te hacía admirar la obra de quien sea que lo haya hecho. En un momento dado, una de las señoras de los niños emitió un grito ensordecedor mientras señalaba a uno de los edificios de decorado. Por lo menos alguien reconoció cual sea la novela que se rodó en este decorado semi-abandonado.
Por fín, la guía nos avisa que vamos a hacer tiro con arco. Me sorprendió gratamente ya que no tenía ni idea que estuviese en el tour. Llegamos a un edificio alargado con una tienda de recuerdos engalonado con una tejabana. Me presento voluntario para las prácticas de tiro. Dejamos la protección de la tejabana (¡¡importante!!) y nos instalamos en los puestos de tiro. A un lado mío se ponen las japonesas con los guantes hasta los sobacos, y al otro uno de los niños que había salvado que nos tomábamos el pelo.
En 10 min un "experto tirador" nos alecciona sobre como disparar los arcos. Tenemos 5 flechas cada uno. Las flechas empiezan a volar sobre las dianas (nunca mejor dicho porque no acertabamos ni una). Al terminar la tercera ronda, una gota de agua me cae en la mejilla, luego otra más y otra. Tiro apresuradamente la cuarta flecha. Rompió a llover, y todos mojándonos hacemos el último tiro. El instructor nos cuenta (según la guía que me hacía traducción simultánea): "En la antigüedad los guerreros, después de la batalla, recuperaban sus flechas para poder usarlas más adelante..". Los niños salieron como una flecha en busca de las susodichas. Yo que ya estaba mojado y no me apetecía más me disponía a refugiarme en la tejabana, pero veo que las japonesas también van a por las flechas. No hay más remedio. Las más cercanas ya están recogidas por los niños, así que me tocaban las más lejanas.
El resultado: la guía riéndose de lo mojado que estaba, mientras me veía volver flechas en mano con aire resignado.
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