Mis Viajes: El señor de las serpientes

el rey de las serpientes

Lo prometido es deuda. ¿Que haría yo con este hombre al que apodé el "rey de las serpientes"?.

Ponle Sac, Camboya. Mientras iba en el mototaxi los gotones de calor se precipitaban por mi cara.

El taxista me lleva hasta la orilla de un lago donde hay unas barcas esperando. Son unas barcas estrechas de madera con una tejabana que protege a los pasajeros del sol. Me monto en una de ellas con 2 chicos. No superarían los 16 años. Uno hacía de traductor y el "dios de las serpientes" era el conductor.  A decir verdad no sabía con lo que me iba a encontrar, solo un poblado sobre el agua del lago. Siempre me imagino en épocas de guerras cuando les decían a los ejércitos que había que conquistar esos poblados la cara que pondrían los soldados.

Al grano. Hicimos un alto en una especie de "zoo" o criadero de animales. Enseguida perdí de vista al guía y me puse a curiosear por el lugar.

pez camboyano

La fascinación del conductor eran las serpientes. Me lo encontré jugueteando con una. Yo no lo entendía nada, pero él me las iba enseñando y me explicaba cómo eran y se llamaban (digo yo), y me las dejaba tocar y envolver. Uno diría que son viscosas, cuando en realidad son secas y con un tacto similar al cuero. Muchas risas que tuve con él.

Volviendo de nuevo a la barca, una actividad "turistica" era llevar cuadernos y lápices al colegio. Ibas a una de las tiendas sobre el agua, comprabas material escolar y luego lo donabas al colegio. De cierta manera me hacen sentir mal esas cosas de "hombre blanco salvador", pero tenía todo el día por delante en Camboya sin un plan hasta el día siguiente, así que lo hice. Compré el material y nos dirigimos al colegio.

todo el mundo al cole

Si, todos los niños tenían que ir en barca al colegio también. Desembarqué yo solo de la estrecha madera flotante y me dirigí al aula. Los niños estaban en clase de recitar algo (?). Al verme, la profesora me hizo una seña y dijo algo a los niños. Pensaba que estaría diciendo que me dieran las gracias por llevarles cosas para escribir y así. De repente los niños empezaron a chillar. La profesora se calló y se levantó. Varios niños salieron corriendo del aula despavoridos. Yo, que no sabía lo que ocurría, permanecía de pié con unos cuadernos y unos lapiceros y cara de tonto.

Oigo la madera crujir por unos pasos decididos. El conductor de la lancha entra y cuando llega al centro de la clase empieza a observar rápidamente a su alrededor. Para entonces el aula está ya vacía a excepción de un par de niños que se han quedado al fondo, no se si asustados o curiosos.

Se le iluminan los ojos a mi conductor y clava su mirada en una regla. La recoge y se dirige hacia una de las ventanas de la clase. Empieza a dar golpes a la ventana. Se vuelve y aparece con una serpiente delgada de 2 metros en una mano y la regla en la otra. De un movimiento tira la serpiente por la ventana. Todos los niños vuelven y se arremolinan junto a él hasta que la profesora les llama la atención y la clase continúa. Allí comenzó la leyenda del "señor de las serpientes".

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