Mis viajes: Edición especial san fermín

Bien, no todo es viajar allende los mares. He estado en todas las fiestas de las ciudades de mi influencia, en Bilbao, Donosti, Logroño y también San Fermines de Pamplona. Cada una tiene sus cosas buenas y malas, pero todas tienen su encanto y merecen ser visitadas alguna vez (sobre todo en fiestas). Aunque teóricos y pensadores de la fiesta dicen que es igual, que al final, vas a ir de bares y la diferencia es que en cada ciudad se llaman diferente, que en vez de llamarse "Easo" en Donosti, el bar se llamará "San fermín" en Pamplona.

Las de San Fermín en particular, demasiada gente. Por todos los sitios y a todas horas, pero no busques preguntar por dónde está algo que es difícil dar con alguien nativo o residente. Lo que me pasó en San Fermines son de esas cosas únicas y especiales.


Todo empezó cuando quedé en Pamplona a eso de las once o la medianoche, no me acuerdo muy bien la hora. Como desde Vitoria se tardan un poco más de 45 min fuí justo para la hora. Era de noche ya e iva transitando con muy poco tráfico por la autopista de pago. La autopista pasa por una colina que está justo antes de llegar a Pamplona, desde la cual se puede divisar la ciudad. En ese momento, era el momento de los fuegos artificiales.



La estampa desde la autopista era increíble. Los pocos coches que circulaban a esas horas se paraban en el arcén de la autopista para ver los fuegos desde allí. Toda una imprudencia. Así que lo hice yo también.
Eramos 4-5 coches en el arcén de la autopista viendo los fuegos. Nada importa por la belleza. Haríamos lo que fuese. He estado a punto de volver a ir a esa misma hora sólo para divisar los fuegos desde allí.

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