La soledad
Realmente, si lo piensas, nunca estamos solos. Aunque sólo esté nuestro cuerpo, nuestros pensamientos nos acompañan. Muchos de ellos son los que te dicen que no sirves para nada, que lo haces todo mal. Te hacen una siniestra compañía. Yo los escondía en el cajón de un armario en una esquina de mi cerebro. Tres candados, dos cadenas.. No, hace tiempo que me dí cuenta que daba igual todo lo que pusieras en el armario que saldrían de todos modos. No pueden estar para siempre en el armario. Se alimentan de su propia soledad. Es por eso que se van haciendo más y más grandes hasta que las puertas del armario ceden. Y te tienes que enfrentar a ellos en toda su crudeza. Mejor asimilarlos como una parte de más de tí, no tenerles miedo. La soledad si está acompañada, deja de serlo. Me recuerda al mítico micropoema de "si le sumo mi soledad a la tuya ¿que es lo que obtengo? ¿dos soledades o ninguna?"No me aburro nunca de ver estos micropoemas.
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